En este 2020 la crisis de salud no ha sido la única que ha cambiado vidas y familias enteras. Lamentablemente la violencia hacia niñas y mujeres en manos de individuos enfermos, es la otra pandemia que debemos enfrentar.
¿Cuántas veces hemos visto cómo se justifica una agresión contra una mujer por su vestimenta, su estilo de vida y sus elecciones personales?
Según el Instituto de Medicina Legal, entre enero y mayo de 2020 se han practicado 7.544 exámenes médicos por presunto delito sexual, que representan el 43,49 % de las lesiones no fatales en el país. De estos, 6.479 fueron realizados a menores de edad. Por su parte, el Observatorio de Feminicidios Colombia, detalló que 113 mujeres han sido asesinadas: 18 en marzo, 27 en abril, 31 en mayo, 37 en junio y 18 niñas.
Muchos aseguran que la violencia de género, (golpes, maltrato, violación, insultos, acoso, muerte, entre otros...) es algo que las mujeres nos buscamos. Pero si esto es así, ¿por qué las niñas también son víctimas?
¿Se acuerdan del Hombre que asesinó a su novia y a su amiga, estudiantes de la UIS, por celos? Él viajó desde Bogotá hasta Bucaramanga con la única intención de cometer este crimen. Las dos murieron por la ira descontrolada de esta persona, o más bien, monstruo que les arrebató sus sueños.
¿Cuántas mujeres son acosadas por sus ex parejas cuando ellas no quieren continuar con la relación? Lastimosamente muchas. así le ocurrió a Cindy Julieth Morales quien fue asesinada en el Caquetá por su exnovio, un policía que terminó con su vida el día que ella celebraba su grado como administradora de empresas.
Es absurdo creer que los victimarios agreden no solo a la mujer sino también a sus hijos en un ataque de celos. En Kennedy, Bogotá, un sujeto degolló a su hija de 5 años y apuñaló a su esposa, ¿Hasta cuándo?
Todos los días se reportan casos en donde se atenta contra la vida de mujeres y niñas, sin distinción de edad y lo más grave de todo esto, es que pareciera que no hay justicia que le haga contraparte a tanta maldad. Los titulares más escabrosos se abren paso en los medios de comunicación, mientras las cifras aumentan.
Hombre secuestra, viola, asesina y descuartiza a una mujer de 41 años, ella era su vecina en la ciudad de Bogotá.
Soldados secuestraron y violaron a niña indígena Nukak Maku.
Sujeto violó a su propia hija en Soacha, a días de que su madre muriera. Inhumano verdad.
Los más crudos logran despertar de su letargo a una sociedad que mira con asombro pero que en la mayoría de los casos, cuestiona a la víctima y no la victimario.
-"Eso le pasa por estar sola en esa fiesta"
-"Su forma de vestir era o es provocadora"
-"Le gusta mostrar mucho y así quiere que la respeten"
-"Eso le pasó por tomar con hombres"
-"Ella se lo buscó"
-”Después de que se le insinúa, lo quiere chantajear”
-”Perra”
-”Puta”
-"Ahí tiene lo que se merece"
Siempre que ocurre algo que involucra una violación o asesinato se piensa en qué hizo la mujer para llegar a esto... Es cómo si su castigo fuera ser mujer.
Un claro ejemplo de tantos, fue el feminicidio de una joven en el río Cauca. Luego de la investigación, las autoridades determinaron que el asesino fue un hombre que la mujer conoció en una fiesta durante la cuarentena. Él la apuñaló en la cabeza causándole la muerte, todo porque ella no quiso acostarse con él.
Luego de conocerse lo hechos, muchos aseguraron que esto le había ocurrido por no respetar la cuarentena ¡¿Qué!? ¡¿Es en serio?! ¡¿Él la mata y ella es la culpable?!
O la noticia que despertó rechazo colectivo en las redes sociales, en donde siete soldados secuestraron y violaron a una niña Embera de 12 años en Risaralda. Para algunos, incluyendo la Fiscalía, el atroz acto fue permisivo por parte de la víctima ¡Absurdo! ¿Entonces por ser "héroes de la patria" debemos perdonarlos y rebajar sus penas? NO, las agresiones no son menos agresiones por quien las realiza.
¿Y qué me dicen del policía que violó a una menor de 17 años con discapacidad intelectual dentro de una patrulla? Muy calladito se lo tenían hasta que estalló la bomba mediática. Es ahí cuando salen las instituciones a manejar la grave situación con el falso discurso de que no son todos, solo uno y NO, con uno solo que lo haga ya es muy grave.
¿Pero quiénes eran estas mujeres? ¿Cuáles eran sus sueños?
¿Cómo quedaron sus familiares tras estas pérdidas?
En Colombia pasan cosas que nos hacen cuestionar la falta de valores y ética. La crianza y el amor hacia las mujeres. El apoyo de las instituciones a las víctimas y el machismo que impera en los hogares.
Todos los casos antes mencionados nos conmueven, pero sin duda, uno marcó nuestro desafortunado 2020. El de Salomé, la pequeña de 4 años que fue violada por un cobarde que apunta de golpes le robó su último suspiro de vida, su inocencia y la hizo vivir el infierno de la "humanidad". Ella al igual que Yuliana Samboni (2016), nos invitan a tener memoria para crear conciencia. No podemos olvidar a ninguna de las víctimas de violencia de género y de feminicidio. No es momento de callar o de mirar para el otro lado.
¿Cómo podemos ayudar? Tener empatía puede ser el primer paso. A veces esos casos de abuso y violación están más cerca de lo que imaginamos. Ser la voz de las que no pueden hablar, denunciar aquello que nos parece raro. Ser soporte emocional de las víctimas y estar unidas, pues nunca sabremos si seremos la próxima en la lista.
Nos quiero vivas, nos quiero sanas, nos quiero sin heridas físicas y emocionales. Nos quiero y punto.