¿Cuándo fue la última vez que te hiciste el autoexamen? ¿sabes para qué sirve? ¿sabes cómo se hace? Mucho escuchamos sobre este tema pero no lo aplicamos a nuestra rutina hasta que nos llevamos un susto.
Resulta que debemos practicarnos el autoexamen al menos una vez al mes luego de que nuestro periodo ha pasado. No le metamos ciencia a esto. Simplemente debemos dedicarnos unos minutos para hacerlo. Nos desnudamos de la cintura para arriba, ubicamos un espejo frente a nosotras buscando obtener mucha luz, esto para que las sombras no nos nublen la visión.
1. Con los brazos abajo uno a cada costado, observamos la apariencia de los senos ¿Qué buscamos? Que el tamaño y la simetría sea el habitual. Que no hayan zonas rojas, tampoco partes hundidas y que la apariencia de la piel no sea tipo - piel de naranja. No entremos en pánico si vemos que uno de los senos es ligeramente más grande, esto es normal.
2. Ahora debes colocar tus brazos sobre la cabeza y entre lazas. En esta posición vas a observar que tus senos sean circulares, regulares y simétricos. Revisa de frente y posteriormente de lado.
3. Luego, vamos a palpar nuestros senos de manera individual. Iniciamos levantando el brazo izquierdo, mientras que con la mano derecha tocas el seno contrario, utiliza los tres dedos medios (índice, corazón y anular) buscando posibles masas, bolitas o bultos. Debes repetir la operación levantando el brazo derecho, mientras palpas el seno izquierdo.
Hay tres direcciones en las que puedes palpar: en círculos desde afuera hacia dentro, en líneas verticales o recorriendo tu pecho en líneas horizontales. Es muy importante que al realizar este ejercicio, también tengas en cuenta el área de la axila a la mama. Por lo general esta parte es olvidada y es según los médicos, es una de las zonas en donde más se descubren posibles anomalías.
4. Repite la palpación del paso 3 acostada boca arriba sobre la cama. Para esta posición, debes colocar una almohada debajo de tu hombro.
5. Por último pero igualmente importante, debes revisar el estado de tus pezones. Primero observar que no estén retraídos o hundidos. Luego, con tus dedos índice y pulgar, aprieta suavemente para ver si de ellos sale algún tipo de líquido, un pezón sano no expulsa ninguna sustancia a menos de que te encuentres lactando.
*NOTA* Recuerda que este ejercicio que estás haciendo es vital para detectar cualquier anomalía. Por ello debes tener claro que si se presenta, debes consultar a tu médico para que él te realice otros exámenes que pueden ser determinantes y así poder actuar a tiempo.