Por: Ana Delgado.
-Imagínese que está metida en un sauna
-Que así se bañe, a los dos segundos ya está sudando
-Que todo el tiempo está sofocada, con la ropa mojada y pegada al cuerpo
-Que está muy sensible, tanto que ni se aguanta usted misma
Ahora junte todas estas situaciones e imagine que le pasan de un día para el otro y que usted no tiene ni las más mínima idea de cómo hacer con estos cambios.
Ninguna mujer está preparada para enfrentar la menopausia. Sabemos que tenemos que asumirla en algún momento, sin embargo, desconocemos todo lo que conlleva tenerla a cuestas.
Por esas épocas, viví este cambio con mi amiga la soledad porque no tenía la confianza para hablarlo con nadie más. Sentí que todo pasó muy rápido, apenas tenía 48 años. Según la medicina, las mujeres la tenemos sobre los 50 años. Aunque esto no es camisa de fuerza ya que cada organismo se comporta de manera diferente.
Durante varios meses mi menstruación dejó de llegar. Por un tiempo me angustie y hasta pensé que de pronto estaba embarazada. Alcancé a descansar de ese “problema de chicas”, ya saben; los cólicos, el malestar, la irritación y todo lo que nos trae el periodo a la mayoría de mujeres.
Lo único que no desapareció fue la nostalgia y esas ganas de llorar que no me dejaban, allí fue cuando me preocupé, porque al contrario de los otros síntomas menstruales, estos se habían atenuado. Estaba ansiosa y presentaba algunos quebrantos de salud, lo que me hizo pensar que tal vez era algo relacionado.
Yo siempre he sido muy fuerte y positiva; en eso estuvo el detonante. Me había dado depresión, estaba de mal genio y no tenía ganas de nada. Esa fue mi señal de alarma. Pedí una cita con mi ginecólogo y lo visité para que me examinara. Él vendría a confirmar lo que ya presentía.
En ese momento recibí un golpe muy fuerte a mi ego. Se dicen muchas cosas de la menopausia, cosas que la verdad no son agradables. Para muchos, básicamente la mujer deja de estar en etapa productiva y no hablo solamente de los hijos o de la sexualidad, sino también de la feminidad y del rol que jugamos en la vida de quienes nos rodean.
En mis 56 años y con la modernidad que vivimos, este tema así como otros tantos, no son tabú. Pero yo fui criada a la antigua, en donde no se hablaba de nada y menos de esto. Si hoy nos cuesta creer que la mujer sea minimizada, en aquellas épocas era casi que castigo nacer con vagina. Hemos avanzado mucho aunque no parezca. Sin desconocer que también nos falta un camino largo por recorrer.
¡Levántate con orgullo que el mundo no se acaba! La verdad es que la menopausia es simplemente otro ciclo que cumplimos como mujeres, en el que dejamos de producir hormonas sexuales (estrógenos, progesterona y andrógenos). El adaptarnos a nuestra nueva vida, depende única y exclusivamente de nosotras y de la actitud que tengamos, para poder así gozar de una vida plena.
Con menopausia me quiero más, me consiento, comparto con los míos, hago ejercicio para mantenerme activa, busco aprender nuevas cosas de mi carrera y doy amor incesantemente a todos los que me rodean, sino que lo digan mis hijos.
Nada puede cambiar nuestra esencia a menos de que nosotras cedamos ese poder. Y yo hoy elijo seguir siendo una mujer plena.